La dieta mediterránea puede prevenir una de las dolencias más avanzadas de nuestro tiempo. La enfermedad de alzhéimer, una dolencia caracterizada por la anormalmente veloz reproducción de placas neuríticas y ovillos neurofibrilares de proteínas sobre y en torno a las células neuronales, es ya la principal causa de demencia en las personas mayores, con un 11% en el porcentaje de casos. De hecho, la proporción se incrementa con la edad. El anormal desarrollo de estas proteínas (amiloide y beta-amiloide) produce inflamación y apoptosis (muerte de los tejidos, en este caso neuronales, por el control que ejerce el propio órgano sobre su propio crecimiento y desarrollo.

Existen varios factores de riesgo que pueden devenir desencadenantes de la enfermedad de alzhéimer: la diabetes, la obesidad, la hipertensión arterial, el sedentarismo, la falta de actividades físicas, o una dieta inadecuada o desequilibrada.

Con la obesidad, por ejemplo, el tejido adiposo da lugar a unas proteínas llamadas adipoquinas, cuyos efectos en el organismo son dañinos, pues pueden contribuir decisivamente a la diabetes o la hipertensión. El ejercicio, las actividades físicas, o una buena dieta mediterránea baja en sodio y en lípidos, pueden contrarrestar la generación de estas perniciosas sustancias. Es preciso tener en cuenta que algunas adipoquinas como la leptina son capaces de atravesar la llamada barrera hematoencefálica (la barrera que separa la sangre que circula del sistema nervioso central de aquella que fluye por los tejidos extracerebrales) y afectar a funciones del cerebro, contribuyendo así al alzhéimer. Además, en las personas de entre 40 y 64 años de edad, se vincula la presión arterial excesivamente alta, con el mayor riesgo de padecer demencias y demás trastornos de la cognición.

Las relaciones que existen entre la dieta mediterránea y el alzhéimer

Los descubrimientos sanitarios sobre la dieta mediterránea se deben a las investigaciones del fisiólogo norteamericano Ancel Keys en la década de los 60, época en la cual descubre que las personas que viven en la cuenca del Mare Nostrum padecían una incidencia menor de enfermedades y problemas cardiovasculares.

La dieta mediterránea sana consistiría en verduras y hortalizas, leguminosas, frutas, aceite de oliva, cereales, baja cantidad de carnes rojas, grasas saturadas, pescados y huevos, especias, y cantidades bajas o moderadas de vino para acompañar las comidas.

Diversos estudios estadísticos han demostrado la íntima relación entre la dieta mediterránea sana y equilibrada, y una mayor longevidad, con riesgo mucho más bajo de enfermedades y accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares. Además, reduce el estrés oxidativo (desequilibrio del metabolismo que oxida las células y genera su apoptosis, amén de que puede acarrear daños para el organismo tales como arterioesclerosis, periodontitis, enfermedad de Párkinson, etc). Además, el ejercicio físico mejora la circulación del torrente sanguíneo y su oxigenación, así como disminuye el nivel de glucosa en la sangre. Por todo ello, se recomienda combinar la dieta mediterránea con la actividad física.

A todo lo dicho cabe agregar que un estudio de 2006 demostró que la dieta mediterránea disminuye el riesgo de alzhéimer en porcentajes que oscilan entre el 9 y el 11%.

La dieta mediterránea es antiinflamatoria

Diversos estudios médicos han demostrado la relación directa entre la inflamación y el alzhéimer y enfermedades metabólicas. La dieta mediterránea, precisamente disminuye los marcadores inflamatorios en el plasma sanguíneo, como es el caso de la proteína C reactiva ultrasensible (PCR), presente en las placas seniles y los ovillos del alzhéimer.

La dieta mediterránea rica en ácidos grasos poliinsaturados como el omega-3 disminuye el riesgo de esta modalidad de demencia como de las otras, por el hecho de que aporta dos ácidos antiinflamatorios a nuestro organismo. Uno es el ácido eicosapentaenoico (EPA), y el otro, el docosahexaenoico (DHA). Ambos son fundamentales contra la inflamación, y además también lo son para un buen funcionamiento de las neuronas y el cerebro.

Así que, como ya hemos visto, está científicamente demostrado por los fisiólogos que la dieta mediterránea previene el alzhéimer como otros males (metabólicos, cardiovasculares, cognitivos, cerebrovasculares). Y es que no hay nada como la comida sana. Quien come con cordura, por su salud procura, y al que bien come y mejor bebe, la muerte no se le atreve.