Lavar el pelo Lavar el pelo a un paciente encamado es una labor de esencial importancia. Las personas dependientes tienen derecho a unas atenciones y cuidados que puedan mejorar su bienestar, su salubridad, su propia imagen y su dignidad y autoestima. Tal es el caso de algo tan indispensable como es la higiene personal.

La frecuencia con que los familiares o cuidadores han de lavar el pelo a un paciente encamado ha de ser, como mínimo, de una vez semanal si el cabello de la persona convaleciente y dependiente es seco; no obstante, si es de tipo graso, lo aconsejable por motivos tanto de higiene como de salud capilar, es llevar a cabo esta operación varias veces a la semana.

Cuando vamos a realizar esta tarea, hemos de tener presente que ello sirve a unas finalidades en relación con la persona que está en cama:

  • Se trata de propiciar la mejor higiene y prevenir procesos infecciosos tales como la pediculosis, o infestación del cuero cabelludo por piojos.
  • Crear un mejor estado físico y psíquico del paciente, elevando su bienestar y autoestima.
  • Lograr una mejor circulación sanguínea en el cuero cabelludo mediante el masaje realizado con las manos en el propio lavado, y también conseguir que circulen mejor los aceites esenciales del pelo para una mejor salud capilar.

Cómo lavar el pelo a un paciente encamado

Pero para realizar esta labor de asistencia y de higiene, es imprescindible seguir determinadas indicaciones para que así el proceso se culmine de la manera correcta.

Las precauciones que hay que tomar serían las siguientes:

  • Es necesario elevar el nivel de conocimientos de las tareas de lavado capilar del paciente en cama, tanto en el personal sanitario y hospitalario, como en familiares encargados del cuidado de personas dependientes, y en profesionales del cuidado a domicilio.
  • Si el pelo se encuentra muy enredado, en mal estado, o infectado, y es necesario cortarlo, lo primero que hay que hacer es preguntar y pedir permiso a la persona cuidada o al familiar que se halle a su cargo.
  • Hay que asegurarse de que la temperatura ambiental sea la adecuada y atajar o evitar las corrientes de aire. Si el paciente se encuentra en un lugar público como por ejemplo un recinto hospitalario, se debe poner una cortina o biombo que asegure su intimidad.
  • Valorar si existen contraindicaciones para el lavado capilar. Por ejemplo, este se halla contraindicado en personas que sufren lesiones craneanas.
  • Informar al paciente sobre el procedimiento que se va a emplear en el lavado.
  • Previamente, esterilizarse las manos con jabón antiséptico o bien con una solución hidroalcohólica. Emplear guantes de plástico para evitar tirones.
  • Utilizar agua caliente, de aproximadamente 37ºC.
  • Preparar el material.
  • Pedir ayuda al paciente o a los familiares, siempre que sea necesario.
  • Colocar junto al paciente el material que se va a emplear. Tiene gran importancia aquí situar una palangana junto al borde del lecho, para poder emplearla como desagüe.

Las tareas del lavado serían las siguientes:

  • Colocar al paciente en decúbito supino, es decir, boca arriba, ponerle una toalla enrollada bajo el cuello, un cojín bajo los hombros, y recubrir estos con plástico o hule.
  • Acercar a la cama una palangana o un lavabo portátil, y mojar el cabello con agua caliente, empleando una jarra o un irrigador desechable con  capacidad de litro y medio (1.500 centilitros).
  • Aplicar el champú realizando masajes circulares con la yema de los dedos en el cuero cabelludo, para así estimular la circulación sanguínea.
  • Enjuagar el cabello con mucha agua, hasta que el jabón quede eliminado, y con cuidado de que el líquido no inunde los ojos del paciente.
  • Envolver el pelo en una toalla, y retirar el hule o plástico y las toallas mojadas. Utilizar otra toalla para secar el pelo, y a ser posible un secador.

Estas tareas son sencillas, pero han de realizarse correctamente para conseguir el bienestar de esa persona que no puede valerse por sí misma y nos necesita para su higiene personal.